31.10.13
30.10.13
-Nosotras también somos una prioridad-
A veces pareciera que nuestro día
a día está plagado de cosas que dejamos para más adelante. Nos decimos que
vamos salir a dar una vuelta cuando terminemos de escribir esto para la
facultad, o que vamos a empezar yoga en cuanto finalicemos con esa entrega urgente
del trabajo. Muchas veces pareciera que tenemos tantas cosas que hacer en
nuestro día que la lista de obligaciones se extiende sin fin. Las tareas
urgentes se van acumulando y corremos todo el tiempo hasta que llega la noche
sin que nos demos cuenta. Las responsabilidades van cayendo sobre nosotras a
medida que pasan los años y nunca parecen disminuir. Porque ¿cuando terminamos
ese escrito para la facultad? Recordamos que había que leer un texto para otra
materia. ¿Y cuando hacemos esa entrega en el trabajo? Estamos tan agotadas
mentalmente que lo único que queremos hacer es dormir hasta que suene el
despertador y tener que levantarnos a hacer todo de nuevo.
Parecería ser un círculo infinito
en el cual se hilan una tarea atrás de la otra. Nuestras prioridades van
cambiando con los años y con las distintas situaciones que nos tocan vivir. Y
sin embargo, hay una “tarea” que siempre parece relegarse en favor de otras:
nosotras mismas. Recuerdo haber leído en un texto de la facultad que las
mujeres suelen presentar más patologías graves o cuadros más agravados de
patologías simples cuando llegan a la guardia de los hospitales, al
comparárselo con hombres y niños. Y el texto explicaba que esto se debía
generalmente a que las mujeres postergaban ir al médico el mayor tiempo posible
porque sentían que tenían cosas más importantes que hacer (léase, cuidar de la
familia, del trabajo, etc). Y hace poco salió en la televisión el anuncio de un
remedio para la gripe (o algo similar) que prometía restaurar la salud en 24 hs
“porque mamá no se puede tomar ni un día libre”.
¿Desde cuándo cuidar de nosotras
mismas es un mal uso de nuestro tiempo? ¿Cuándo hicimos la conexión entre estar
un día en cama enfermas y “tomarnos un día libre”? ¿A qué edad decidimos que las responsabilidades
que tenemos hacia los otros son más importantes que nuestra propia persona? Me
doy cuenta que a veces tenemos que priorizar otras cosas, pero también sé que
muchas veces esta forma de vida se convierte en una costumbre sin necesidad de
que lo sea. Tenemos que comenzar a concientizarnos del hecho de que si no
cuidamos de nosotras mismas, llega un punto en que no tenemos nada que dar a
los demás. Si nosotras no nos damos la importancia que tenemos y cubrimos
nuestras propias necesidades (aunque esas necesidades sean cinco minutos de
calma y silencio), nadie lo va a hacer por nosotras. Nuestro cuerpo, nuestra
mente y nuestro espíritu son también nuestra responsabilidad, y una que tenemos
que marcar con una etiqueta roja de ALTA PRIORIDAD.
Cuéntenme, ¿se reconocieron en alguna de estas situaciones? ¿Qué
podrían empezar a hacer para cuidarse?
Besos,
-Gi-
28.10.13
-¿Podés aceptarte a vos misma y todavía querer cambiar?-
A veces
cuando hablo con alguien sobre aceptación corporal surgen enseguida algunas
preguntas: ¿Hasta que punto me acepto realmente si no me gusta todo de mí?
¿Aceptarse a una misma quiere decir que me tengo que resignar a ser como soy de
por vida? Me parece que este tema surge sobre todo porque estamos acostumbradas
a igualar los conceptos de “aceptación” y “resignación”. Sin embargo, estos
términos no van necesariamente de la mano.
Para mí la
forma más clara de ver esta cuestión es pensar en la relación con nuestro
cuerpo en los mismos términos en que pensamos nuestra relación con otras
personas. Cuando pienso en mi novio, mi mamá, mis amigas, puedo asegurar que
los acepto por como son y los amo de esa manera. ¿Eso quiere decir que nada de
ellos me molesta? ¿Qué no preferiría que mi mamá dejara de perseguirme con
algunos temas o que mi novio quisiera salir más seguido? ¡Por supuesto que no!
Siempre hay algo de nuestros seres queridos que quisiéramos cambiar (como estoy
segura que hay cosas de nosotros que ellos preferirían que fueran diferentes).
¿Eso significa que los amamos menos? No, en lo absoluto.
Cuando se
trata de nuestros seres queridos, lo que amamos de ellos es quienes son como
persona, completamente. Los aceptamos por quienes son y por cómo nos hacen
sentir, no porque tienen tal o cual característica aislada. Y con nuestro
cuerpo pasa lo mismo. Nuestro cuerpo es como es en su totalidad. Es el que nos
lleva de un lado a otro todos los días, el que nos permite abrazar a nuestros
amigos y jugar con nuestras mascotas. También es el que se brota con acné y
tiende a acumular grasa en las caderas. No tenemos un “cuerpo bueno” al que
querer y un “cuerpo malo” al que resignarnos. Podemos aceptar nuestro cuerpo
así como es y aprender a amarlo por como luce y las cosas que hace, y al mismo
tiempo buscar cambiar algunas de sus características.
La
aceptación corporal no significa “resignarnos al cuerpo que tenemos”, sino
aceptarlo con las características que nos gustan y las que no tanto, y desde
ahí ver qué cosas queremos y podemos cambiar. A partir de esta aceptación es
que podemos construir una relación saludable con nosotras mismas, cuidarnos y
tratarnos con la compasión y el afecto que nos merecemos. Después de todo,
¿quién quiere cuidar de algo que no aprecia?
Besos,
-Gi-
14.10.13
12.10.13
-A mover las caderas con...-
Buenas buenas!! ¿Cómo empezaron este sábado nublado?
Yo estoy súper emocionada. ¡¡Esta tarde voy al Personal Fest!! Aerosmith, Whitesnake, Buckcherry y muchísimas bandas más van a estar tocando hoy mientras yo salto y grito como una loca emocionada, jajaja. Las entradas fueron regalo de Novio por nuestro segundo aniversario, que se cumple el viernes que viene.
Así que como él es el responsable de este festejo, hoy lo puse a cargo de los temas que nos van a hacer mover las caderas. Les dejo dos de sus temas favoritos de cada una de las principales bandas, para que tengan una pequeña muestra de lo que va a ser el Personal Fest, si no tienen la suerte de ir. Y si van, ¡avisen y nos juntamos!
¡Espero que tengan un excelente fin de semana!
Besos,
-Gi-
7.10.13
-¿Y si las cosas que decimos pueden cambiarnos?-
Cuando empecé a investigar sobre
herramientas de autocuidado y formas de cultivar mi amor propio, continuamente
me encontraba con las Afirmaciones Positivas. Estas afirmaciones son
expresiones que indican algo positivo sobre nosotras mismas o aspiraciones
hacia lo que queremos conseguir, y normalmente se recomienda enunciarlas al
menos una vez por día frente al espejo o en un ambiente privado y calmo.
Algunos dicen que las afirmaciones positivas tienen efecto sobre el
inconsciente, corrigiendo patrones de pensamiento negativo aprendido a través
de los años y de esta forma modificando nuestra visión de nosotras mismas y
nuestro entorno. Según otros, el resultado de estas afirmaciones reside en que,
al pronunciarlas, enviamos nuestros deseos y esperanzas al universo, y éste
entonces trabaja en pos de traer hacia nosotras aquello que necesitamos.
Tengo que confesarles que en un
principio me resistía a la idea de que simplemente decir una serie de
expresiones podría cambiar algo. Lo obvié por mucho tiempo, hasta que decidí
comenzar mi Diario de Amor Propio para reflejar el viaje que había emprendido y
las cosas que voy aprendiendo. Cuando me encontré con la primera página en
blanco, me dije a mi misma que esta técnica podía no tener ningún efecto, o
podía resultar bien. ¿Qué tenía para perder? Así que me senté con mi cuaderno y
mi lapicera, y pensé en las cosas que más me afectaban y me tiraban abajo en el
día a día, tratando de expresar una visión positiva sobre ellas. Las primeras
me costaron, y debo decir que hasta me sentí un poco tonta. Pero después de un
rato empezaron a aparecer temas importantes que suelo mantener en privado y
realmente son los que más me duelen, así que seguí escribiendo hasta que no me
quedó nada más.
Tomé la costumbre de leer mis
afirmaciones todos los días antes de dormir. Generalmente me siento en la cama,
agarro mi cuaderno y leo una por una despacio y manteniendo en la mente lo que significan
para mí. Otras veces estoy demasiado cansada o de mal humor, así que me limito
a leerlas rápido y listo. Sea lo que sea, trato de repasarlas todos los días. Y
aunque me cueste admitirlo, lo cierto es que me hacen bien. A veces me sirven para
recordar las cosas buenas de mí misma en días no tan buenos. A veces me dan una
sensación de paz que me ayuda a calmar mi mente. Pero la mayoría de las veces
noto que recitar mis afirmaciones todos los días me ayuda a tenerlas presente
cuando más lo necesito. Cuando me miro al espejo y veo sólo lo que no me gusta,
cuando me siento un fracaso, o cuando entro en una espiral de reproches, estas
expresiones aparecen en mi cabeza de repente y cortan ese tren de pensamiento
negativo.
Así que acá les dejo algunas
sugerencias de afirmaciones que pueden o no ser adecuadas para ustedes, pero
que por lo menos les van a dar una idea para empezar. Les recomiendo que no
limiten la cantidad de oraciones que escriben en un primer momento, porque a
medida que empiezan a despejar temas pueden surgir cosas que no tenían en mente
al empezar pero que son importantes para ustedes.
- Me quiero por todo lo que soy aquí y ahora
- Merezco recibir amor y darlo a cambio
- No tengo que ser perfecta para tener una buena vida
- Todas mis características, buenas y malas, me hacen ser la persona que soy hoy
- Tengo fe en mí misma
- Le agradezco a mi cuerpo por todo lo que hace por mí
- Dejo ir los reproches por errores cometidos
- Soy capaz de alcanzar mis metas
- No necesito la aprobación de los demás
- Puedo dejar ir las cosas que me hacen daño
Tómense un rato para sentarse
tranquilas y pensar en las cosas que les hace bien escuchar, y luego
repítanselas a sí mismas todos los días. Piénsenlo así: ¿qué tienen que perder?
Cuéntenme, ¿qué opinan de usar
afirmaciones positivas como una forma de autocuidado? ¿Intentaron alguna vez
esta técnica?
Besos,
-Gi-
5.10.13
-A mover las caderas con...-
¿Cómo andan este sábado? ¿Haciendo planes para disfrutar del solcito?
Yo me levanté esta mañana falta de inspiración, les tengo que confesar. No sé si es porque no dormí bien, pero hoy no tenía música en mi cabeza cuando arranqué el día. Así que hoy los invito a mover las caderas con una banda de rock que, a mi humilde entender, es una de las mejores de la historia: AC/DC.
¡Espero que tengan un excelente fin de semana! Yo voy a estar en el Showroom de Curvas Libres Indumentaria, si quieren pasar a saludar.
-Gi-
4.10.13
-¡Hoy sale artículo en blog ajeno!-
¡Buenas buenas! Mi amiga Leah me invitó a publicar un artículo en su blog mientras ella disfrutaba de sus vacaciones (¡qué envidia!), y hoy lo publicó en Just me, Leah.
¡Vayan a chusmearlo!
-Gi-
3.10.13
-La realidad vista a través de Photoshop-
Durante muchos años compré
revistas de moda. Cosmopolitan, Para Ti, Ohlalá y quizás alguna más eran mis
compras mensuales. En un principio lo hacía porque me ayudaban a conectar con
una parte femenina de mí misma que sentía que me faltaba, y después por tener
algo con que distraer la mente en los viajes en colectivo a la salida del
trabajo. Obviamente, cuando tuve que recortar gastos a principio de año, estas
revistas fueron una de las primeras cosas en irse.
Esta semana, sin embargo, volví a
comprarlas. Me pareció un gasto justificado: necesito mantenerme al tanto de
las tendencias de moda de esta temporada para ofrecerles prendas actuales a mis
clientas de Curvas Libres Indumentaria. Y la verdad es que, aunque ame mis
aparatitos electrónicos, sigo siendo una anticuada lectora que es feliz con papel
encuadernado en sus manos, ¿saben? La cuestión es que después de tantos meses
de estar alejada de ellas, me sentí como si sufriera de una sobredosis de
imágenes de modelos sobreestilizadas e increíblemente photoshopeadas.
Creo que muchas veces estamos tan
acostumbradas a consumir estas imágenes en el día a día que ya no percibimos nada
raro en ellas, nuestros sentidos se adormecen y llega el punto en que incorporamos
a nuestro sistema que así es cómo luce la “belleza”. Cuando esto pasa,
aceptamos que esa es la forma en que nuestros cuerpos deberían verse para ser
hermosos, y que si no lo hacen hay algo que está mal con nosotras. Esa es una
terrible mentira que sólo nos lleva a hacernos daño.
Yo creo que hoy en día, todos
sabemos que las imágenes que aparecen en los medios están photoshopeadas, pero
igualmente cuando las vemos las procesamos como verdaderas sin pasarlas por un
filtro crítico. Así que acá les dejo algunas fotos de modelos, celebridades, y
otras mujeres que son hermosas desde un comienzo, pero cuyas imágenes fueron
modificadas con Photoshop para mostrarlas con una “belleza” irreal y engañosa.
Quizás estos retratos pasen por nuestra mente la próxima vez que nos encontremos
admirando el mundo photoshopeado, y nos ayuden a separar la realidad de la
versión que los medios intentan vendernos.
Cuéntenme, ¿qué opinan ustedes del uso de Photoshop en las imágenes que aparecen en los medios?
-Gi-
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