6.9.13

-Lidiando con las presiones ajenas-



Hace poco una amiga me pidió que escribiera acerca de las presiones familiares que recibimos en el día a día, especialmente las presiones que nos imponen para perder peso, y me pareció que era algo interesante sobre lo cual escribir, ya que todos recibimos presiones de una forma u otra.

Aunque sé que no es cierto en todos los casos, me gustaría pensar que la presión que ejercen nuestros familiares, amigos y conocidos es bienintencionada, y que sólo buscan lo mejor para nosotros. Cuando se trata de alguien que nos quiere, es lógico e incluso esperable que quieran impulsarnos a lo que ellos consideran que es una mejor condición de vida. La cuestión pasa a mayores cuando la insistencia para accionar de tal o cual forma se vuelve tan insistente que se convierte en una carga que debemos soportar cada vez que interactuamos con esa persona. Creo que algo muy importante de tener en cuenta entonces es que ellos están actuando de acuerdo a un grupo de creencias arraigadas dentro de sí mismos y que también guían y aplican presión sobre sus propias vidas.

Digamos que tu mamá cree que tendrías que comer menos para mejorar tu salud. O que tu novio piensa que serías más linda si bajaras algunos kilos. O que tu mejor amiga está convencida que podrías conseguir el trabajo de tus sueños si fueses más flaca y de esa forma dieras una mejor impresión a tus futuros empleadores. Ahora fijate cómo estas personas manejan esos mismos temas en su propia vida. ¿Tu mamá se queja de que le va a subir el colesterol cada vez que come algo “malo”? ¿Tu novio reniega de su panza? ¿Tu amiga está muy pendiente de su imagen y de cómo la perciben los demás? Toda presión que alguien ejerza sobre nosotros, les aseguro que antes la ejerció sobre sí mismo con tanta o más fuerza que con nosotros. La gente que cree saber mejor que nosotros cómo funciona nuestro cuerpo y los tiempos que tenemos generalmente busca validar que sus ideas del mundo son correctas, y que hacen bien entonces en mantener su atención fija en ese algo particular con lo que nos persiguen. Y por supuesto, cuanto más caso omiso hagamos a sus “consejos” más validados se sentirán al ver que no cumplimos con los objetivos que ellos impusieron para nosotros.

Y si bien darnos cuenta de esto no nos facilita el trato cotidiano, sí nos da herramientas para poder plantarnos contra esa presión y conseguir que no nos afecte tanto. Piénsenlo de esta forma: si venimos hablando de que determinado tema (digamos “perder peso es positivo”) es algo que está enraizado en las creencias de estas personas y que es algo con lo que ellos tienen una fijación, ¿en dónde quedamos nosotros? Quedamos fuera de la ecuación. Sólo nos convertimos en un blanco conveniente sobre el que dirigir sus propias inseguridades. Al tratar con estas personas deberíamos tener la suficiente empatía como para entender que es un tema que les preocupa sobremanera y que a su modo están tratando de ayudarnos, pero también la distancia necesaria como para darnos cuenta que sus creencias no tienen porqué ser las nuestras también. 

Desde mi punto de vista, lo que yace debajo de los problemas para lidiar con las presiones de los seres queridos es la libertad personal de cada uno. A mi entender la libertad personal es el mayor don que se nos otorgó, y también la mayor responsabilidad, porque implica hacernos cargo de nuestras elecciones y formas de proceder. Nuestros familiares y amigos tienen sus propias creencias y se comportan de acuerdo a ellas, y nosotros debemos hacernos cargo de decidir qué queremos creer y cómo queremos comportarnos, más allá de lo que nos digan. Llega un punto en nuestras vidas en que debemos decidir cómo queremos vivirlas e ignorar lo que no vaya de acuerdo con nuestro camino. Finalmente podemos hablar con nuestros seres queridos, explicarles nuestro punto de vista e incluso acordar en no estar de acuerdo si es el caso, todo mientras se mantenga el respeto mutuo. Dado que estamos hablando de gente a la que apreciamos, la situación ideal sería contar con su apoyo, o al menos su aprobación. Y no digo que sea fácil, probablemente conlleve muchas charlas e incluso alguna discusión, pero vale la pena no dejarnos aplastar bajo la presión de alguien más.

 Y si todo eso falla, siempre podemos seguir el consejo de Robert Downey Jr: “Escuchá, sonreí, asentí. Y después hacé lo que sea que fueras a hacer de cualquier forma.”


Cuéntenme, ¿cómo hacen ustedes para lidiar con las presiones de otros? 


-Gi-

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