14.3.14

-¿Porqué todavía necesitamos al feminismo?-


Esta mañana fui con Novio a una ferretería nueva para comprar algo de pintura. Siendo una ferretería grande, también vendían artículos de ocio, como una heladera portátil que me llamó la atención. Le comenté a Novio que sería estupenda para cuando mi mamá se va de camping en el verano, y consulté por ella a un vendedor. Este hombre procedió a explicarle su funcionalidad a Novio (a mí ni me dirigió una mirada), bromeó por 5 minutos sobre el hecho de que cabe justo en el asiento de acompañante del auto, para cuando se canse de estar en casa (guiño guiño) y cuando finalmente se dignó a reconocer que yo estaba parada justo a su lado, me miró con una sonrisa y dijo “Sin intención de ofender, ¿eh?”

Ahora, ¿cuál se supone que fue la parte “no ofensiva”? ¿Cuando me ignoró por completo por asumir que me faltan unos centímetros de carne entre las piernas para poder entender la increíble complejidad de una heladera portátil??? Nahhh, ¿por qué habría de considerar eso ofensivo?


Todo el mundo sabe que hay lugares “de machos”, habitados y visitados casi exclusivamente por esa especie: ferreterías, corralones de materiales de construcción, talleres mecánicos o cualquier otro lugar que trabaje con autos, casas de artículos de pesca, etc. Siendo mujeres independientes y con medianas habilidades prácticas, tanto Mamá como yo hemos visitado esos lugares regularmente, y el tipo de respuesta que se obtiene en la gran mayoría de los casos van desde la condescendencia absurda (como consultar por unos anzuelos y que te respondan que son para pescar) hasta la impaciencia total (porque claro, ¿cómo nuestros pobres cerebros femeninos van a lograr comprender cosas tan complicadas como un enchufe?), pasando por la completa ignorancia de nuestra presencia. La sensación siempre es de que no pertenecemos allí, que no tenemos derecho a estar en esos bastiones masculinos.


¿Por qué todavía necesitamos al feminismo? Por esto. Porque el hecho de no tener un cromosoma Y no me hace invisible cuando entro a alguno de estos ambientes, ni me hace tonta para no poder entender las cosas que se manejan allí. Porque el estereotipo de la mujer que no puede abrir el capó del auto sin que un hombre le diga cómo hacerlo es anticuado, limitante y, sobretodo, cansador. Llega un punto en que nosotras mismas tenemos que plantarnos frente a estos especímenes y exigir respeto por el simple hecho de ser seres humanos, nada más complicado que eso. Es acá, en el día a día, de donde parten los verdaderos cambios y somos nosotras, todas nosotras, las que tenemos que demandarlos. 

Cuéntenme, ¿alguna vez se sintieron de esta forma al traspasar la "barrera masculina"? ¿Cómo respondieron?


Besos,

-Gi-

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