Si hay un sentimiento
más frustrante que entrar a un negocio a comprarte una prenda que te gusta y
que no tengan en tu talle es probablemente que digan que sí tienen talles XL,
pero que la prenda en cuestión resulte ser del tamaño de tu brazo. Esto es lo
que sufrimos a menudo quienes vestimos “talles grandes”.
En 2009 se
sancionó la Ley de Talles (Ley 3330) en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que
prometía eliminar la diferencia entre talles “normales” y talles “grandes”,
asegurando que todos los fabricantes y vendedores de ropa ofrecieran al menos
ocho talles de cada prenda y determinaran los talles de acuerdo a las Normas
IRAM de la serie 75300 y sus actualizaciones. Creo que es bastante obvio decir
que esto no se cumple.
En
principio, la mayoría de los fabricantes no hacen ocho talles de cada prenda.
En general hacen cinco, algunos seis, muchos sólo tres. Recorriendo fábricas e
importadores para Curvas Libres Indumentaria me encontré con un “truco” que la
mayoría hace, supongo que para escapar de la mayor parte de las multas que se
le puedan aplicar: listan sus talles entre S y XL. Ahora, esto sería un
adelanto (pequeño, pero se hace lo que se puede), si fuera real. El “truco”
está en achicar las medidas de las talles, ignorando las Normas IRAM como si
fueran galletitas de agua en una mesa dulce.
La disparidad
entre las medidas de cada talle dependiendo del fabricante/importador es tan
grande que daría risa si no fuera para llorar. Anécdota tragicómica: este
verano compré pantalones a dos proveedores distintos, el primero tenía marcado
su talle más grande como 5, el segundo lo tenía como 7. Nada raro pero igual
shockeante (por lo menos para mí), los dos resultaron tener exactamente las
mismas medidas. Exactamente. Las. Mismas. Medidas.
¿Qué
hacemos entonces para intentar combatir esto? Como compradores, tenemos la
opción de denunciarlos a las asociaciones de defensa del consumidor, aunque
lamentablemente el asunto no vaya mucho más allá de la denuncia. También
podemos elegir no apoyar con nuestro dinero a estos negocios, tratando de
amatambrarnos en un talle que nos dicen que es XL cuando por lógica (y norma)
sabemos que con suerte es un M. Podemos elegir buscar un poco más, dar más
vueltas por frustrante que sea, hasta encontrar los negocios que se esfuerzan
por disponer de talles grandes reales.
Yo por mi
parte como vendedora, intento comprar sólo prendas que realmente se ajustan a
las medidas de “talles grandes” (¡no me hagan contarles las discusiones que
tuve con fabricantes que intentaron venderme talles inventados!!) y marcar los
talles de acuerdo a la tabla estándar proveída por Mercado Libre e ignorando en
muchos casos el talle que dice la etiqueta original. (Aclaración: sé que esa
tabla tampoco sigue al pie de la letra los talles establecidos por las Normas
IRAM, pero no es demasiado dispar y provee un fácil marco de referencia para mis
clientas.)
Desde una
perspectiva realista (aunque otros la llamarían pesimista, je), no creo que
este tema tenga una solución fácil o rápida. De lo que sí estoy segura es que
si va a haber una solución, va a ser una por la que tengamos que luchar todos y
cada uno desde nuestro lugar.
Cuéntenme,
¿se encontraron con este tipo de problemas al comprar ropa?
Besos,
-Gi-
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