Hace unos días subí un
fotomontaje a la página de Facebook de Curvas Libres Indumentaria titulado La guía real para vestir la figura de tucuerpo y que justamente se burlaba de este concepto. (Si todavía no lo
vieron, vayan. Yo las espero. Vale la pena) El tema es que, aunque creo que
esas guías son buenas para darnos un marco de referencia, en muchos casos
también limitan nuestro estilo.
Las reglas sobre qué usar tienen
como objetivo “engañar” los sentidos de los demás para que piensen que tenés la
figura ideal de nuestra cultura:
alta, delgada, con forma de reloj de arena (90-60-90). Esa es la figura que
estamos entrenadas culturalmente para buscar, y por eso es que seguimos estas
reglas muchas veces. ¡Y no está mal! Si salgo con Novio quiero que él piense
que luzco atractiva, y si vas a una entrevista de trabajo es lógico que
prefieras que tu potencial jefe se enfoque en vos y no en pensar “por Dios,
¿¿qué se puso esta chica??”
El problema llega cuando dejamos
que estas reglas dicten nuestro estilo y guardarropas diario, y dejamos de usar
cosas que nos gustan sólo porque no corresponden a la forma en que “deberías”
vestir tu cuerpo. Así que sin más introducción, te traigo La guía más simple para no vestir la forma de tu cuerpo.
Hacé una lista de las cosas
que no te animaste a usar porque no son para tu figura
Pensá en prendas (como puperas o minis), en estilos
(usar la remera por dentro del pantalón o ponerte una camisa de gasa sin una
musculosa abajo), o incluso colores (blanco, metalizados). Escribí una lista de
todas las cosas que siempre te dijeron que no van con tu cuerpo pero igual te
gustan.
¡Empezá a probar!
¡No hace falta que robes un banco
y te empieces a comprar un millón de cosas que no sabés si volverías a usar! (Aunque
si robás un banco y te sentís generosa, mándame un mail que te paso mi número
de cuenta. Nadie necesita saberlo…)
Agarrá esa remera vieja y con
manchas de salsa de tomate que tenés en la pila de “ropa de entrecasa” (sé que
la tenés, no me mientas) ¡y cortala! Medí dónde tendría que terminar para que
te quede como pupera y mandá tijera. Probatela con una remera abajo y sola, a
ver qué opción te convence más.
Parate frente al espejo con tu
pantalón y tu remera favoritos, para darte ánimos, y probá cómo queda si te
metés la remera dentro de la cintura del pantalón. Mirate de frente, de
costado. Probá metiendo dentro sólo el frente de la remera. Sí, no te “elonga”
ni te “disimula” la panza. Pero ¿te gusta cómo te queda?
Andá a un negocio y agarrá del
perchero una prenda que nunca pensaste que iría para vos. Metete en el probador
y dale una oportunidad. ¿Cómo te queda? ¿El color hace resaltar tus ojos? ¿Es un
estilo que te hace sentirte con más confianza que lo que solés usar? Sacate una
foto con tu celular y mirala un rato, analizala desde tu propio gusto en vez de
buscar cómo “debería” lucir.
Usá lo que te gusta
Cuando encuentres algo que te
guste, ¡usalo! Si te encantó como te quedaba la pupera aunque mostrara un poco
de panza, ponétela. Si una mini hace que tus piernas sean las de una diosa
sexy, ¡lucilas! Esa es la belleza de encontrar nuestro estilo personal, que
nosotras somos las que decidimos cuándo y cómo vestimos nuestro cuerpo. Puede
que un día quieras vestirte para alagar tu figura, y otro simplemente te
quieras poner algo que te gusta y te hace sentir divina.
Nunca pierdas de vista que
quienes diseñan esas guías lo hacen con una figura estática en mente. Vos sos
vos, con tu personalidad, tu estilo, tus manías. Vestirte para vos misma y no
para una figura particular es lo que hace divertido salir a la calle con una
prenda distinta cada día.
Gabi lo dijo tan perfectamente
que ni voy a tratar de mejorarlo: “La ropa debe ser una forma de expresarte a
vos misma, no de hacerte más delgada”.
Contame, ¿qué te gustaría usar
pero nunca te probaste? ¿Te animás a darle una oportunidad y contarnos qué
pasó?
-Gi-
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