25.9.13

-Cuando los prejuicios se esconden detrás de la broma-


El otro día, una tienda de ropa bastante exclusiva publicó en sus redes sociales una frase que presumo intentaba ser graciosa: El límite para usar animal print es que nos seas más gorda que el animal en cuestión. Aparentemente esta frase no sólo le pareció graciosa a quién está a cargo de las relaciones públicas del lugar sino que docenas de personas le dieron un Me Gusta y/o comentaron en apoyo a esta declaración. Déjenme dejar clara mi postura por si no se entendió hasta ahora: ESA FRASE NO ES GRACIOSA, ES DISCRIMINATIVA Y OFENDE A UNA GRAN CANTIDAD DE GENTE. Creo que a veces la discriminación hacia los gordos está tan integrada en la conciencia colectiva de nuestra cultura que ni siquiera nos damos cuenta de los actos de este estilo. ¿Y si la frase hubiera sido El límite para usar animal print es que tu piel sea más clara que la del animal en cuestión? ¿Hubieran estado todos tan de acuerdo en ese caso? Quiero creer que la mayoría de la gente se hubiera opuesto.


Pero no fue así. Se trató de una discriminación por talle y no por color de piel, entonces está bien, ¿o no? NO. No dudo que muchos pensarán que exagero con este tema. Que al fin y al cabo era una broma sin intención de lastimar a nadie, así que no hay necesidad de hacer tanto escándalo por eso. ¿Pero saben qué? No me interesa la intención de quien publicó esto. Porque detrás de su “broma” está la aceptación de una cultura que permite burlarse libremente de cualquiera que tenga un cuerpo distinto al nuestro. Sin ponerme muy freudiana con ustedes, el hecho es que detrás de toda broma yace una verdad. Y la verdad en este caso es que la gente no quiere ver a una persona gorda usando animal print. La gente no quiere ver a una persona gorda, punto.  

Por mucho tiempo yo no me animé a usar animal print. Tengo conocidas que aún no lo hacen. Y es por miedo a burlas de este tipo. El constante escrutinio al que estamos sometidos todos hoy en día a veces se puede sentir como si tuviéramos un reflector que nos sigue a todos lados. Cada vez que asomás la nariz a la calle sabés que el resto del mundo va a estar atento a tu apariencia física, listos para criticar cualquier cosa que les parezca que no coincide con su concepción de “belleza”. Pero nosotros mismos tenemos el poder de desactivar esa crítica. No digo que este tipo de cosas no nos van a llegar y no nos van a hacer mal. Lo van a hacer. Lo hacen conmigo, por lo menos. Pero lo importante es ver a través de ellas hasta tener claro el prejuicio que se esconde tras la máscara de humor. ¿Así que no podés usar animal print si sos más gorda que el animal en cuestión? Una hembra de leopardo pesa en promedio unos 45 kg. Creo que eso condenaría a la graaaaan mayoría de la población femenina mundial a quemar todas sus prendas de leopardo. Y no me hagan hablar del print de serpiente, porque ahí vamos peor todavía. Esa frase es ilógica y tonta. Está diseñada exclusivamente para avergonzar a quienes se sienten inseguros por el tamaño de su cuerpo. Nada más.

Hermosas mujeres luciendo sus curvas en animal print
fuente / fuente / fuente / fuente

Así que no dejemos que se salgan con la suya. No dejemos que nadie nos haga avergonzarnos de quiénes o cómo somos. Nuestro cuerpo es nuestro para vestirlo como queremos, para ponerle encima lo que nos guste y nos haga felices. No le debemos a nadie ser visualmente atractivos a su estética. Nadie más que nosotras tiene derecho a juzgar nuestra apariencia de acuerdo a sus estándares. Y si quieren, incluso podemos responder con otra frase, una gran perla de sabiduría popular a mi entender: Si no te gusta, no mires.      

Cuéntenme ¿ustedes se animan al animal print? ¿Qué opinan de esta frase?


-Gi-

2 comentarios:

  1. Well said! I love animal print and will wear it always! Sometimes people suck!

    ResponderBorrar

nRelate Posts Only