-Love EVERY Body – 3er mes-

¡Buenas buenas! Anduve desaparecida en enero pero hoy tenemos la tercera asignación del taller Love EVERY Body y no podía dejar de estar. Esta vez nos toca hablar de nuestros hombros, brazos y manos.

Si algo puedo decir de mis hombros y brazos es que siempre me gustaron. Incluso me gusta la cicatriz que tengo en el brazo izquierdo, recuerdo de una reacción alérgica a una vacuna cuando era chica. Son brazos fuertes, que pueden cargar cosas y hacer fuerza sin tener que sentarme como una damisela en apuros y esperar que un hombre me ayude. (Acaración: no pienso que todas las mujeres que necesitan ayuda estén jugando esa carta, pero me molestan las que parecen tener miedo de levantar un lápiz por si se rompen una uña).

Mis manos son otra historia: tengo una relación de amor-odio con ellas. Las amo porque me recuerdan a mi abuela. Ella tenía las mismas manos con dedos largos y uñas grandes, y solíamos juntar las palmas y compararlas, viendo mi mano crecer hasta alcanzar el tamaño de la suya. Recuerdo que me decía que tenía manos de pianista. Mi abuela y yo tuvimos una relación muy estrecha desde que yo nací, y aunque hace ya algunos años que falleció, cuando veo mis manos puedo ver las de ella y sentirla todavía conmigo.

La parte del odio en esta relación llegó más tarde, cuando empecé a ver mis dedos no como largos dedos de pianista sino como extremidades rechonchas y sin gracia. En algún momento y sin razón aparente, mi mente decidió que si mis manos no tenían la elegancia de movimientos de las de una bailarina, no eran dignas de atención. Conscientemente puedo entender que esa idea es ridícula y sin sentido, pero por alguna razón es lo primero que se me viene a la mente cuando veo alguna fotografía de mis manos. Esa es la razón de las fotos que acompañan este artículo: decidí probarme a mí misma que mis brazos y manos también pueden ser lindos y gráciles. Y por más que pueda sonar presuntuoso, creo que, aunque sea por esta vez, lo logré.   

Cuéntenme, ¿qué es lo que más les gusta de sus propios brazos y manos?

Si tienen un ratito, dénse una vuelta por lo de Leah a ver los artículos de las otras increíbles bloggers que también están participando.

Hello hello! I´ve been missing during January but today the third assignment of the Love EVERY Body workshop is due and I couldn´t miss it. This time we´re gonna talk about our shoulders, arms and hands.

If there´s something I can say about my shoulders and arms is that I always liked them. I even like the scar on my left arm, souvenir of an allergic reaction to a shot they gave me when I was little. They´re strong arms, capable of carrying things and straining without me having to sit around like a damsel in distress waiting for a man to come and help me. (Disclaimer: I don´t believe that every woman who needs help is playing this card, but I get really annoyed with the ones who seem afraid of picking up a pencil in case they break a nail).

My hands are another story: I´ve got a love-hate relationship with them. I love them because they remind me of my grandma. She had the same hands, with long fingers and big nails, and we used to join palms together and compare them, watching my hand grow until it reached the size of hers. I remember her telling me I had the hands of a piano player. My grandma and I had a very close relationship since I was born, and although it´s been a few years since she passed away already, when I look at my hands I can see hers and still feel her with me.

The hate part in this relationship came later, when I started seeing my fingers not like long pianist fingers but as fat and graceless extremities. At some point and without any apparent reason, my mind decided that if my hands didn´t have the elegance of movement of a ballerina´s, they weren´t worthy of attention. Consciously I can understand that this idea is ridiculous and meaningless, but for some reason it´s the first thing that comes to mind when I see any picture of my hands. That´s the reason of the photos that come with this post –I decided to prove myself that my arms and hands could also be nice and graceful. And even if it sounds presumptuous, I believe that, at least this time, I did it.  

Tell me, what´s the thing that you like the most about your own arms and hands?

If you have a few minutes, check out Leah´s blog to see the other amazing bloggers´ posts.

Besos,

-Gi-